Domingo de Resurrección

Cristo ha vencido. Y en su victoria asume todos los sufrimientos y humillaciones, desilusiones y fracasos, las vejaciones y soledades. Cristo vive por y para nosotros. Presenciamos su gloria con el canto alegre de quien espera un nuevo día: “¡Este es el día en que actuó el Señor! Sea nuestra alegría y nuestro gozo”.

Si la vida terrenal de Cristo acaba en la Resurrección, también nuestro caminar peregrino será glorificado. El Santuario es prenda de resurrección, “puerta del Cielo”. Nadie ha dotado al hombre de mayor dignidad que Jesús resucitado, que ahora es testigo de la Luz de Cristo y de la Alegría del Evangelio. Sí, somos testigos y enviados.

Es el día de la gran esperanza para todos los que peregrinamos por este mundo; nuestras angustias trocadas en esperanza. Por eso, ante el altar pletórico de fiesta me pregunto: ¿creo en la Resurrección?, ¿la vivo y la proclamo?, ¿alienta mi vida y la de la comunidad? Alcanzado el encuentro, ¿estoy disponible para la misión? Dios se acerca directamente a mí, para que yo me acerque sin temor a los demás.

Porque has llegado aquí guiado por el sentido de la fe, instintivo en todo hombre, sólo en el misterio de Cristo resucitado puedes ver colmadas tus expectativas. Y afirmar con la palabra y la vida que otro mundo es ciertamente posible.

Domingo de Resurrección
a las 8 h.:
Misa de la Resurrección del Señor
retransmitida por Radiolé (96.8 FM)
desde la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias

 

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