Recuerdo, de pequeño, que el último domingo de septiembre era un día de fiesta muy especial para nosotros, mi madre, mis abuelas y tías nos llevaban, por la mañana a ver los puestos con frutos del otoño y, a la una, asistíamos a la misa ofrecida por los palieros, siempre bien uniformados con su indumentaria oficial de salida. Por la tarde, con mucha ilusión, a ver a la Virgen en la calle. Íbamos con el aliciente también de ver a mi padre, tíos y demás familiares que portaban su Palio, guardado por entonces en un secadero de tabaco de un tío nuestro, en la zona de Neptuno. Los diez varales del Palio desde tiempo inmemorial han sido portados por agricultores y hortelanos de la vega de Granada, muchos familiares y todos amigos.
No se me olvidará nunca que el Palio en la procesión varias veces se ladeaba durante el recorrido, y la gente asustada decía: ¡¡Que se cae!!, pero el Palio nunca se ha caído.
Otra de las experiencias vividas era la preparación anual de los pétalos para la ofrenda floral, se reunían muchas esposas de palieros para deshojar las flores, mientras los primos jugábamos por la huerta, cuando se terminaba, se organizaba una buena merienda. Esto lo hemos heredado ahora nosotros, que junto a nuestras esposas, seguimos preparando los pétalos, ahora en nuestra huerta del Cañaveral; estas flores se arrojan todos los años, desde el helicóptero de la Base Aérea.
Con el tiempo, yo también entré orgulloso a formar parte del Cuerpo de Palieros de la Hermandad de la Virgen de las Angustias, Nuestra Madre y Patrona, como me correspondía por ser de la vega y agricultor, además de mi gran devoción por la Virgen. Aunque también es un honor para mí portar sobre mis hombros su Sagrada Imagen.
Para los palieros es un honor poder cubrir a Nuestra Señora en la salida, entrada y siempre que lo necesite, además de poder disfrutar de Ella durante todo el recorrido, puesto que vamos justo detrás.
Siempre llevo en mi bolsillo, el día de la procesión, esa Medalla de la Virgen cruzada por un varal, de plata antigua, que tantos años portara mi padre.
Un día el Hermano Mayor, mi querido Paco, y mis hermanos palieros, quisieron que yo fuese su decano, para mí, como entenderéis, ha sido una de las mayores ilusiones de mi vida.
Somos un Cuerpo pequeño con una gran cohesión y familiaridad, participando activamente en todos los actos de Hermandad y en su Obra Social.
Después de ocho años al frente, el nuevo Hermano Mayor, Miguel Luis, quiso contar nuevamente conmigo y ahí seguiré otros cuatro años más. Colaborando con los demás Cuerpos en todo lo que se necesite y contando con el apoyo de mis palieros.
Siempre haciéndolo todo por Ella.
Gerardo Aranda Taboada
Decano del Cuerpo de Hermanos Palieros
