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A Juan Pablo II se le llamaba El papa viajero. A lo largo de su pontificado hizo casi 150 viajes por todo el mundo. Pero en ningún sitio pasó lo que le pasó en Granada, cuando iba a visitar la basílica de la Virgen de las Angustias el papamóvil empezó a echar humo.
El jefe del Estado del Vaticano, se fue al autobús de la empresa Alsina Graells que venía detrás con los obispos y se sentó delante, al lado del conductor. De pronto, la muchedumbre comenzó a pasarse el recado: ¡El papa viene en la alsina!.
La visita fue breve pero emotiva: llego al altar mayor, se postro y rezo ante la Reina de Granada. El público lo esperaba ansioso en la Carrera de la Virgen, donde se situaba la corporación municipal en pleno a las puertas el templo. Llegó sobre las seis de la tarde y en la misma puerta firmó en el libro de visitantes ilustres. Después del rezo en la Virgen de las Angustias, la comitiva papal se dirigió a Almanjáyar, donde se había instalado el altar desde el cual se iba a oficial la multitudinaria misa.