La Virgen de las Angustias dos veces coronada

Altar de Coronación

En la ciudad de Granada durante los días 24 y 25 de abril de 1846, se celebraron con gran fastuosidad y grandeza, pero sobre todo con una imponente solemnidad, los actos de coronación de la Sagrada Imagen de la Virgen de las Angustias en la Santa Iglesia Catedral.

La corona de oro con rayos de plata, que como es natural la Hermandad conserva y aún se le sigue poniendo a la Virgen, fue donada por la reina Doña Isabel II, a la imagen de máxima devoción de la ciudad, la que desde hacía varios siglos los granadinos consideraban su patrona, aunque el patronazgo no llegó de Roma hasta el año 1887.

La donación de la corona la hace la reina como agradecimiento al pueblo de Granada, por su ayuda y la heroica defensa de la legitimidad de la joven reina ante las pretensiones de los Carlistas.

Fue encargada dicha corona a la Real Casa de la Platería en enero de 1844 y entregada a la Casa Real a finales de mayo del mismo año. El costo de la magnífica joya fue de 34.268 reales y 8 maravedís. Pero tardó casi dos años en llegar a Granada, porque la reina quiso engrandecer la donación con un juego completo de decir misa, compuesto por un cáliz, una patena, una cucharilla y unas vinajeras, todo de oro y que tuvo un costo que fue el triple de la corona. Para hacernos una idea de la importancia y magnitud de este regalo, diremos que el presidente del gobierno ganaba 12.000 reales al año.

La primera vez que se habla de coronación de una Sagrada Imagen es la de la Virgen de las Angustias bajo el patronato de la Casa Real en la figura de la reina Doña Isabel II, esto está todo datado y documentado nada más y nada menos que en los archivos del Palacio de Oriente y en los archivos de la Hermandad.

Años después, en 1855 la reina regaló a la Virgen un manto de terciopelo negro bordado en oro, que fue confeccionado en los talleres de la Real Casa y que se conserva en una vitrina en una de las salas de la exposición permanente, aún se le sigue poniendo a la Virgen. Y también mandó una magnífica mantilla que tiene bordados todos los atributos de la «Pasión”, por el mucho uso y los muchos años estaba un poco deteriorada y la Hermandad la restauró recientemente y con buen criterio la enmarcó y está expuesta en el despacho del Hermano Mayor y Sala de Juntas.

Las coronaciones canónicas fueron instituidas por el Papa León XIII en el año 1897.

Por las cabezas de los granadinos llevaba bastante tiempo rondando la idea de coronar canónicamente a su patrona. Y los mayordomos del año 1913 pusieron rumbo a Roma con la documentación y los pertinentes permisos del prelado local, para entregárselos a su Santidad en propia mano. Cuando llegaron a Roma se encontraron con el inconveniente que su Santidad se encontraba indispuesto por una enfermedad, y durante tres meses iban todos los días al Vaticano hasta que fueron recibidos por el Papa y le entregaron la documentación.

En el mes de mayo del mismo año vino el decreto de Coronación Canónica Pontificia y comenzaron todos los preparativos.

La joya que había de servir para tan fastuosa coronación se le encargó a un joyero Italiano establecido en Madrid apellidado Marabini. Se confeccionó con sortijas, pendientes y toda clase de joyas que donó el pueblo de Granada, por eso es conocida como «la corona del pueblo», sólo se le pone a la Virgen para su salida del último domingo de septiembre o si hace alguna salida extraordinaria, la última vez en el «VII Congreso Nacional de Hermandades de la Virgen de la Angustias».

Por fin llegó el gran día: sábado 20 de septiembre de 1913. A las ocho en punto de la mañana en la iglesia dio comienzo el Pontifical presidido por el Arzobispo Don José Meseguer y Costa y concelebrado por los prelados de Madrid-Alcalá, Murcia, Jaén y Guadix. Al terminar la misa se dirigen todos en procesión hasta la tribuna que se había colocado en el embovedado. Nuestra Señora luce el manto llamado del pueblo o de la ciudad, costeado por suscripción popular de todos los granadinos y bordado en el año 1898 en el convento de las Madres Dominicas de Granada.

A las diez y media en punto la Sagrada Imagen fue depositada en la tribuna, la corona que era portada por los mayordomos se depósito en una mesa que estaba delante de la Infanta Isabel que representaba a su sobrino: su Majestad el rey Don Alfonso XIII. Estaban todas las autoridades civiles y militares, pero quien principalmente estaba era el pueblo de Granada. Se leyó el decreto Pontificio de Coronación. Después el prelado tomó juramento a los mayordomos de esta forma: “¿Juráis guardar y conservar siempre esta corona y no destinarla a otra cosa que al culto de Nuestra Señora?”

Seguidamente el Arzobispo bendijo la corona y se dirigió a la escalinata que se había puesto para que pudiera quedar a la altura de la Sagrada Imagen, en el penúltimo escalón se arrodilló y oró durante unos momentos, después subió el escalón que le faltaba y se quitó la cruz pectoral y se la colocó a la Virgen en el cuello, seguidamente se quitó el anillo y lo puso en uno de los dedos de la Sagrada Imagen.

A continuación cogió la corona y bendijo con ella a todos los asistentes y la colocó sobre las sienes de Nuestra Señora.

Al terminar los actos de la coronación se forma la procesión hacia la Catedral, donde la Santísima Virgen acompañada de nuestro Patrón San Cecilio estuvo hasta el domingo 21 en que, después de una misa Pontifical, volvió a su iglesia entre castillos de fuegos artificiales y palmas reales. Acompañada de todos sus devotos hijos, los granadinos.

¡VIVA LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS!

¡VIVA LA REINA, MADRE Y PATRONA DE GRANADA!

¡VIVA LA MADRE DE DIOS!

José María Mingorance Vélez
Caballero Horquillero

 

Altar de Coronación

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