Los Mantos de Ntra. Sra. la Virgen de las Angustias

En España siempre ha existido y existe una gran devoción mariana, que en Granada se manifiesta concretamente en su Patrona la Virgen de las Angustias.

Esta fe y este amor lo expresamos con miles de manifestaciones, ¿quién no va a rezar una Salve a la Virgen de la Carrera?, promesas, peticiones, limosnas, regalos, todo le parece poco a un hijo para su Madre.

La Virgen tiene multitud de objetos que a través de los siglos le han ido donando, no solo sus hijos granadinos, sino de otros lugares de España.

Pero hoy vamos a dedicamos a sus mantos, mostrando la pequeña historia de cada uno de ellos.

El más antiguo, del que tengo conocimiento, es el que le regaló Su Majestad la Reina Doña Isabel II, en el año 1856, junto a una mantilla de blonda blanca, un corpiño y una falda en terciopelo negro con estrellas y orla bordada en oro.

Este manto se le pone a la Señora cuando viene alguna personalidad importante, últimamente en la visita de Su Santidad el Papa, Juan Pablo II, en la de Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y en la de S.A.R. Don Juan de Borbón y Battenberg, Conde de Barcelona, (q.g.h.), en el año 1992.

El segundo manto en antigüedad, es el que le regaló su Hermandad, también de terciopelo negro y cenefas bordadas en oro. Este es el que más tiempo tiene puesto, desde octubre hasta agosto, por ser de más fácil manejo.

El tercero de ellos, es quizá, además de grandioso por su tamaño y riqueza en sus bordados en oro y pedrería, el más entrañable pues fue costeado por todos los granadinos, aportando solo diez pesetas cada uno, por eso se le conoce por «el manto de la Ciudad», data del año 1898, es el que luce en la procesión del último domingo de septiembre, o si algún año ha salido en rogativas.

También posee un manto que le regaló un señor catalán, fabricante de tejidos, (siento no conocer su nombre), en el año 1929, es de raso natural negro, bordado en seda, con hojas de morera en verde y gusanos de seda, le llaman «el manto de los gusanitos», se le ha puesto en muy pocas ocasiones.

Por último tiene el conocido por «el de los Alféreces», donado por la Hermandad de Alféreces Provisionales y los familiares de estos oficiales, caídos en la Guerra Civil.

Está cuajado de estrellas y bajo cada una de ellas está inscrito el nombre del Alférez fallecido.

Como los anteriores es de terciopelo negro bordado  en oro. Este manto se le pone el treinta y uno de  agosto para los cultos y novena del mes de septiembre.

Desde hace unos años se van restaurando estos mantos para que puedan conservarse en perfectas condiciones para las generaciones venideras.

Estas restauraciones han sido efectuadas por las Madres del Convento de la Piedad, las Esclavas del Santísimo del Convento de San Gregorio y por Ángel Perea.

Solo nos queda pedirle a la Virgen que nos ampare bajo estos mantos con el mismo amor y ternura con que le fueron regalados.

María Angustias Fernández-Figares Jiménez
Camarera de la Stma. Virgen

 

Historia y Devoción – Numero 1 – año 1994

 

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