Medalla de oro de la ciudad de Alhama a la Virgen de las Angustias

El pasado 15 de febrero la Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de las Angustias de Alhama de Granada se vistió de gala para recibir la Medalla de Oro de la ciudad de Alhama.

Magnífica decoración presentaba en el exterior y en el interior la iglesia del Carmen, presidida sobre un entarimado por la bendita imagen patronal de Nuestra Señora de las Angustias, que en este año cumple también sus 80 años, desde que saliera el taller de Espinosa Cuadros, para sustituir a la imagen destruida en 1936.

Desde las casas consistoriales partió la procesión de la corporación municipal, que portaba la medalla, precedida por la cruz parroquial y todas las cofradías y hermandades invitadas (en torno a una quincena, provenientes de la comarca, y también de Granada, Motril y otras localidades, muchas de ellas bajo la advocación de las Angustias) y de la hermandad anfitriona, con su Hermano, Mayor D. Celedonio García Bautista, a la cabeza.

La solemne Eucaristía fue presidida por el Párroco de la Encarnación de Alhama D. Víctor Manuel Valero Mesa y concelebraron el P. D. Javier Sabio y Fr. Antonio Larios OP, dominico oriundo de Alhama. En la homilía se subrayó la trascendencia de la protección de la Virgen sobre Alhama de Granada, la devoción de todos los alhameños y el arraigo de esta advocación en todas las tierras de Granada, que comenzó precisamente en Alhama, pues Isabel la Católica trajo esta devoción y Alhama fue la primera ciudad conquistada en la larga guerra contra el reino nazarí.

Al término de la Eucaristía el Hermano Mayor de Ntra. Sra. de las Angustias de Granada dirigió unas palabras de gratitud y enhorabuena para todos los alhameños y a renglón seguido el alcalde la ciudad, D. Jesús Ubiña Olmos, dio lectura al acta de concesión de la medalla, que impuso sobre el pecherín de la bendita imagen en compañía de los miembros de la corporación municipal.

Los vítores a la Virgen fueron incesantes y, haciendo gala de su hospitalidad, la Hermandad alhameña agasajó a los presentes con un abundante ágape, donde no faltó el afamado vino de la tierra.

 

 

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