Qué es el Real Cuerpo de Hermanos Caballeros Horquilleros para mí

Cuando me propusieron expresar qué es para mí el Real Cuerpo de Caballeros Horquilleros me causó una gran desazón. En algún momento he expresado qué es el cuerpo para mí en la intimidad del cuarto de los trastos (lugar donde se guardan las herramientas, enseres necesarios para la ofrenda y montaje del trono…) con la intención de motivar a algunos hermanos en el compromiso que tenemos con la Hermandad, para engrandecer a nuestra Hermandad y especialmente al Santísimo Sacramento del Altar. Tengo tendencia a reducir a la máxima expresión mis pensamientos y no puedo empezar sin definir qué es la Hermandad: para mí es la suma de todos los Cuerpos donde ponemos el corazón para dejar el alma a Dios bajo el amparo de la Santísima Virgen de las Angustias.

El Cuerpo de Hermanos Caballeros Horquilleros es bastante complicado, podíamos decir que es como la composición de una partitura musical inacabada dedicada a Dios con notas y tiempo diferentes, donde nunca se termina de componer o como un perfume que está compuesto por notas de diferentes esencias aromáticas que se actualizan, agregándoles más notas de otros aceites en el devenir de los tiempos sin perder la base fundamental.

Estas bases fundamentales cohesionan mucho en su historia, pasado y presente, las cuales define mucho el carácter del cuerpo.

En el siglo XVII debido a la escasez de limosnas, los muchos gastos que gravaban a la Hermandad por el mantenimiento del Hospital, el señor Conde de Moctezuma en el cabildo celebrado en abril de 1678, siendo mayordomo de aquel año, propuso que se recogieran las horquillas que tenían en su poder algunos de los Oficiales y se entregasen a personas devotas que quisieran hacer este oficio. El sucesor en el cargo propuso la misma idea en otro cabildo y empieza el proceso de fundación del cuerpo de Caballeros Horquilleros, debían ser trece jóvenes, cada uno de ellos había de costear diez hachas de cera para la procesión.

Esa herencia fundacional, teniendo en cuenta la juventud, se vuelve a repetir en vísperas de 1982 cuando un grupo de jóvenes Caballeros Horquilleros en Junta General del Cuerpo de Caballeros Horquilleros propone realizar en la Festividad de la Virgen de las Angustias, quince de septiembre, una ofrenda floral instalando un andamio diseñado especialmente para dicho evento; tal propuesta fue acogida por el Decano y su Junta Directiva como una fórmula magistral para revitalizar la Hermandad, en que los ingredientes son: ilusión, juventud, voluntariado, sabiduría, devotos y un catalizador que aglutina todo, sin el cual nada tiene sentido, el amor a nuestra Madre.

Se lleva a Junta de Gobierno y Cabildo, siendo aprobado. Fue como una brisa de aire fresco que ha inundado la Hermandad hasta nuestros días, desde su comienzo ese espíritu de la ofrenda se ha reflejado a lo largo de estos años en la organización de la Hermandad llegando a ocupar puestos de responsabilidad de la Junta Directiva del Cuerpo y en las Juntas de Gobierno, siendo lo más destacable el buen hacer y siempre estar disponibles para lo que nuestra Madre necesite para colaborar con todo lo que se organiza en la Hermandad como la Obra Social y demás actos.

Actualmente muchos componentes de la Junta Directiva y Hermanos colaboran en diversas tareas tanto en la exposición permanente, la cual reintegra los donativos obtenidos para el mantenimiento de la caridad y otros colaboran directamente con el abastecimiento de alimentos. Labor encomiable que realizan en estos momentos de crisis, ya que se mantiene a duras penas por la falta de recursos y el confinamiento, que algunos de sus componentes, confinados en sus domicilios, sufren por no poder colaborar por ser personas de riesgo.

Esa brisa fresca de la Hermandad nunca desaparece. En 2010 se propone la organización de un grupo abierto de acólitos y monaguillos, los cuales participan de una forma activa en todos los actos y cultos, teniendo actos especialmente organizados por el grupo y participando toda la Hermandad. Para los acólitos tiene especial importancia el Vía Lucis, ya que es el colofón de la Semana Santa, que empieza con los retiros espirituales, seguidos del Vía Crucis, continuando con todos los actos litúrgicos de la Semana Santa y termina con éste que realizan, una expresión que manifiesta el renacer en la vida eterna cono niño recién nacido. En la nave principal de la Basílica se encuentra un niño Jesús de Pasión que se viste para transformar su iconografía como un niño Jesús de Resurrección para el Vía Lucis en Pascua de Resurrección y se engalana en una pequeña parihuela donde el exorno floral es colocado por los acólitos, siendo estos los que portan a hombros a Jesús.

Hay una anécdota sobre el niño Jesús de la Basílica: en 2015 se fue en Vía Lucis al convento de las Comendadoras de Santiago, con motivo de la coronación canónica de Nuestra Señora de la Amargura, y en la homilía el sacerdote claretiano nos sorprendió contándonos el milagro del niño Jesús concedido a su madre años atrás. Su madre iba todos los días a rezar a nuestra Madre y al niño Jesús, a este le pedía que alguno de sus hijos fuese sacerdote y se lo concedió a dos de sus hijos.

No podría pasar de largo sin enunciar algunos de mis legados: el primero y principal el ser caballero Horquillero, herencia de un tío político, y el segundo, un libro también del mismo, un libro entrañable que es mi primera referencia histórica de Nuestra Señora de las Angustias, escrito por el reverendísimo padre Francisco Antolín Hitos, de la Compañía de Jesús, y referente a nuestro Cuerpo de Caballeros Horquilleros cabe destacar uno de los tantos párrafos de este libro:

“La ilustre corporación de los horquilleros tienen, a mi modo de ver, muchos títulos por que gloriarse, y merece los aplausos y la admiración de sus compatriotas, y que no se envidie santamente el misterio, para el cual han sido escogidos por nuestra señora. Pueden en efecto considerarse como los sucesores de aquellos misteriosos varones que trajeron a Granada la Sagrada Imagen que hoy veneramos, los cuales, si no fueron ángeles, o los santos patrones y abogados de la ciudad, como indicamos en otra parte ser opinión común, fueron ciertamente varones escogidos de Dios, a quienes el mismo señor reveló el secreto del origen misterioso de la imagen y encargó el honroso y envidiable misterio de traer este don, de origen sobrenatural a la ciudad de Granada. A ellos les confía el cielo el trabajo de continuar su obra, de llevarla por las calles de la misma Ciudad cada año, como en conmemoración de aquella primera entrada, y decir a sus habitantes lo que aquellos dijeron al entregarla: “será el amparo más seguro de la ciudad”.

Sin desmerecer tan ilustre consideración y sin eludir tan honroso legado, en nuestros corazones no portamos la Sagrada Imagen sino que abrazamos los varales como el niño tímido y temeroso busca abrazar a su Madre buscando el amparo y la protección bajo su manto.

Por último, y no menos importarte, todas las personas y experiencias, las que no puedo mencionar por la cantidad y el espacio que ocuparía tal relato, son muy importantes para mí, ya que forma parte del carácter del cuerpo y, en definitiva la Hermandad, que de alguna forma también ha influido en mí.

Aproximadamente en el año 1975 en el mes de septiembre, en la novena dedicada a nuestra Madre, en la Sala Capitular había un niño solo sentado en un banco, sin saber por qué ese niño tenía esa atracción que no sabría explicar, pues no fue algo impuesto todo lo contrario. Tenía que insistir en que lo llevaba un familiar que iba todos los días de la novena, pero se sentaba en otra parte de la iglesia. Este día en concreto a este niño se le acercó un señor mayor con el cual entabla una conversación y termina dando una clase de historia del cuerpo, la Hermandad y especialmente de la Virgen de las Angustias, imaginaros que no paró de hablar en el rosario, eucaristía etc., solo paró en la consagración y comunión, es de destacar que el niño se extrañó por las circunstancias.

Hay que entender que no era algo normal: un hombre mayor en la solemne novena sin parar de hablar, teniendo en cuenta que eran los años setenta, con un niño. Este niño desconcertado, pero confortado por las explicaciones de este señor, al finalizar el acto litúrgico busca apresuradamente al familiar que lo había acompañado para preguntarle quién era ese señor antes que abandonara la Basílica. Encontrado al familiar y tras la correspondiente pregunta, el familiar le contesta es el señor Decano don José Villarejo, “tu Decano”. Este niño quedó sorprendido que tan ilustre cargo le dedicara tiempo. El niño fue creciendo y en los años ochenta recibe la noticia del proceso de instauración de la Ofrenda Floral, siendo todavía Decano don José. Momento en que empiezo a interpretar el pasado, el presente para el futuro: ese niño era yo.

Era la fusión de las experiencias de los mayores con la fuerza de la juventud, activos imprescindibles para el futuro de la Hermandad. Por supuesto, no se puede olvidar esa Juventud que fraguó ese espíritu de la ofrenda, como Antonio González, Adolfo Torres, José Cantón… También tengo presentes a todos los decanos que precedieron a don José y Hermanos Mayores que de una u otra forma han contribuido a mantener viva la Hermandad, sobre todos resalta uno, don Francisco Salazar, que inundó de proyectos nuevos, restauró patrimonio y muy especialmente recuperó el espíritu hospitalario de otra forma más acorde con las circunstancias actuales, que corresponde a la Obra Social de Caridad, la que tenemos todos los hermanos la obligación de mantener y mejorar. Agradecer al actual Hermano Mayor don Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz por continuar e ir mejorando el legado de la Hermandad.

Tengo que pediros disculpas, pensaba escribir un relato corto y lo hice largo, pero corto para contener tantas vivencias, muchas las retengo en mi corazón, pues no pretendo aburriros y me despido con unas palabras que caracterizan al Cuerpo de Horquilleros y a la Hermandad, que retumban en los muros de la Basílica de las Angustias inundando a toda Granada y suben al cielo como plegaria.

¡Viva la Virgen de las Angustias!
¡Viva el Santísimo Sacramento de Altar!

 Ángel Luis Vázquez Soto
Decano del Cuerpo de Hermanos Caballeros Horquilleros

 

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