Hasta el anochecer los altares de todas las iglesias quedan desnudos, y vacíos los sagrarios. Porque es tiempo de espera vigilante (Lc 12, 35-40), los fieles velan junto al sepulcro de Jesús, en silencio. Pero al cabo la centralidad de la cruz se convierte en la centralidad de la Pascua.
El Sábado Santo el peregrino camina deprisa, porque intuye el glorioso final. El ritmo de nuestras vidas se acelera y el Santuario cobra pleno sentido como lugar de reencuentro, colma la búsqueda de plenitud del hombre. María, mujer de esperanza, alienta y alumbra nuestra espera.
Esta noche santa Dios, dador de todo bien, te bendice, nos bendice. Y nos salva.
Resurrección del Señor
Pero el Sábado Santo es ante todo el día del “paso del Señor”, del sepulcro a la Resurrección, de la muerte a la vida, de la servidumbre a la libertad de los hijos de Dios. “Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?”, reza el Pregón de esta Noche Santa.
La Vigilia Pascual es, en expresión de San Agustín, “la madre de todas las santas vigilias”, la celebración litúrgica más importante del calendario cristiano, la noche de los cristianos.
Los ritos de la luz y el agua inauguran esa nueva Humanidad, mientras que la proclamación de la Palabra de este día recorre, a través del Antiguo y del Nuevo Testamento, la historia de la redención del pueblo de Dios, para compartir al fin la mesa del Señor que cierra el Triduo Pascual, y en ella reconoce, reconozcamos, a Jesús Resucitado al partir el pan.
Sábado Santo
a las 22 h.:
Solemne Vigilia Pascual
retransmitida por Radio Granada (103.4 FM)
desde la Basílica de Ntra. Sra. de las Angustias
